Cuarto de invitados 5: «La pintura, ‘inteligencia natural'»

Se cumplen cinco años desde el primer Cuarto de invitados, una cita expositiva que mantiene fiel su motivación original de dar visibilidad a artistas más o menos emergentes relacionados con Cantabria y ofrecerles un espacio para que puedan mostrar su trabajo e impulsar de alguna manera su trayectoria. Para ello implicamos también a importantes colecciones locales cuya colaboración es esencial para que esta intención tenga un sentido mayor.

Si la anterior edición En el principio era el dibujo remarcaba la importancia de esta técnica en el nacimiento mismo de la representación artística, en esta ocasión, el protagonismo recae por completo en la pintura como práctica original, extensión del dibujo a la textura y la materia, a la mancha, al color, al tratamiento de una superficie -desde la roca de las cavernas al muro, la tabla, el lienzo…- con pigmentos y diferentes sustancias y materiales. Es el arte por excelencia, madre del resto de los formatos artísticos, desde la escultura al arte de acción, el cine o el videojuego. La pintura figurativa, abstracta, realista, surrealista… La pintura, plasmación de mundos, referencia eterna.  La pintura experiencia estética, idea y concepto. La invención del cuadro, como formato moderno, supuso una ventana para representar al mundo y a nosotros mismos, también lo invisible a través del simbolismo y la emoción. Arte mágico.

A lo largo de la historia, las formas de pintar, de llevar a cabo el arte de la pintura, han sido innumerables y diversas, pasando de lo más sencillo a lo más complejo. El artista se ha valido de múltiples herramientas y tecnologías. Ahora que estamos entrando en una nueva era, la era de la Inteligencia Artificial, los humanos estamos creando máquinas con capacidades parecidas a la inteligencia. Y las diseñamos para que nos repliquen, para que sean capaces de hacer todo lo que los humanos hacemos…

Parece ser que la máquina “inteligente”, hecha a nuestra imagen y semejanza, está aprendiendo también pintar. Quizás la nueva máquina, sueña con ser menos artificial y más natural.

Este año se instalan en el Cuarto de Invitados Cecilio Espejo, Alejandro González Osés, Andrew Hollis y Mina K. Todos nos hablan desde la pintura y nos cuentan diferentes relatos. Comparados con cualquier creación de Inteligencia Artificial, sus estilos pictóricos les son propios y están cargados de pulsión vital e intelectual.

Cecilio apela a belleza de la sencillez y el elogio de la síntesis con cuadros serenos que invitan a la observación tranquila y armoniosa. Alejandro aporta una plástica contundente, enérgica, con muchas capas, construyendo paisajes psicológicos de cromatismo atrevido y palimpsestos geométricos. También impulsivas y espontáneas, pero más orgánicas, son las obras de Mina K, que parecen hundirse en el caos original para emerger con descaro y ofrecernos el pulso humano en su complejidad más certera y honesta. Finalmente, Andrew juega con una figuración engañosa. Poniendo en tela de juicio la propia posibilidad de la representabilidad, relaciona motivos tomados de viejas enciclopedias y, descontextualizándolos, formula mundos inexistentes de modo similar al proceso creador de las inteligencias artificiales.

En la entrada de la galería nos recibe su escultura, que representa al propio artista a tamaño real, tapándose los ojos, con capas y capas de madera cruda superpuestas. Índice de artista nos invita a concluir, entre otras cosas, que toda obra es, antes que nada, índice del artista que la ha creado, de un ser humano único y genuino.

 

CECILIO ESPEJO (Santander, 1986)

“Mis pinturas son una PAUSA, rinden homenaje a los momentos efímeros y las conversaciones más insustanciales.

Son un recordatorio de la belleza que podemos encontrar en la sencillez, en la observación y en la conexión con el contexto que nos rodea.

Mi proceso creativo parte del trabajo improvisado con formas en constante evolución a través de dibujos, recortes, collage, cambios de escala y otras diferentes transformaciones físicas y digitales.

Por otro lado, las paletas cromáticas extraídas de fotografías e imágenes de mi vida cotidiana, invitándonos a reflexionar sobre los momentos que hemos experimentado y las vivencias que han dejado huella en nosotros, son trabajadas de manera totalmente aislada.

Luego todos estos elementos se ponen en común y trato de buscar conexiones y nuevos significados entre ellos. Para finalmente realizar un trabajo de síntesis hasta alcanzar la “mínima obra viable” que me permita mantener la esencia de todo el proceso anterior alcanzando el mayor grado de simplificación posible.

Estos cuadros abstractos obtenidos son más que simples composiciones de colores y formas; son reflejos de la complejidad de la experiencia humana, destilados en su forma más pura. Son un recordatorio de la belleza que podemos encontrar en la simplicidad, en la quietud silenciosa de la mente y en la conexión con la vida que nos rodea.

Estos cuadros no buscan llamar la atención, sino más bien focalizarla. Este silencio interior se convierte en el pilar central de mi obra.

Busco inspiración en momentos de quietud, cuando el ruido del mundo se desvanece y solo queda el silencio ensordecedor del presente”.

 

ALEJANDRO GONZÁLEZ OSÉS (Santander, 1990)

“Compagino mi investigación artística con otras disciplinas, como el diseño gráfico y el muralismo publicitario. En cuanto a mi proceso artístico, voy delimitando espacios, uniendo puntos del A al B, comparando la función del dibujo con la construcción pictórica y la escultórica, en su forma de hacer. Aplicando materia para capturar mis gestos y gestionar mis impulsos, una forma de hacer a base de sumar límites, aplicando la pintura como un proceso de medición o de conocimiento espacial, que parte de la altura y anchura del formato, e intercala su superficie con mi propio cuerpo, mediando así entre ellos.

Mi pintura pesa

Divide espacios

No es un paisaje lejano

Si un paisaje cercano

Algo de dentro

Bien de entrañas

Y a veces no

Intento racionalizar mi rabia

Intento conocer eso que tengo enfrente y se posa en el mismo suelo, ya te digo si está muy lejos no me fío,

Mi práctica tiene mucho de residuo de rastro, de casualidad buscada también,

La pintura es un buen medio para esto,

Pensar en longitudes del formato o de lo que tengo delante me da un conocimiento más real de mi situación como cuerpo,

Y un comienzo para asentar una relación teniendo en cuenta este otro

Cómo quien construye una cabaña en el campo para resguardarse de la lluvia voy apilando gestos hasta llegar al tejado,

A veces más cubierto otras más al aire

Todo depende de las necesidades

Pero lo importante es estar presente

Voy controlando mis impulsos y gestionándolos

Entre cuestiones de representación de la pintura y su propio ser como objeto.

Voy buscando mi propio lenguaje plástico”.

 

ANDREW HOLLIS (Eshowe, Sudáfrica, 1974)

“El trabajo que estoy haciendo ahora es una continuación del trabajo que estaba haciendo desde hace varios años y tiene su punto de partida en la (im)posibilidad de la pintura realista. Por una parte se centra en el estudio de la naturaleza de la imagen pintada o de la imagen en general y de la naturaleza de la realidad y, por otra, en examinar la interrelación que puede haber entre estos dos, a veces incongruentes, parámetros.

El trabajo está basado en, y cada obra es, una amalgama de imágenes tomadas de enciclopedias de antes del año 1989. Por lo tanto, son registros de realidades y estructuras socio-políticas que existían antes del ese año, un año separado de nosotros por los grandes cambios que ha sucedido en el mundo desde entonces.

Mi objetivo con este trabajo es probar la (im)posibilidad del realismo pictórico creando, a través de la manipulación y la combinación de imágenes originales, nuevas imágenes – superficialmente tan creíbles como sus congéneres- que exploran la dinámica de la conjugación entre imágenes, códigos y realidad. Estas nuevas imágenes de realidades no históricas son liberadas de las expectativas que originalmente tuvieron y así crean posibilidades más allá de la representación de la realidad”.

“Índice del Artista” es una representación tridimensional de tamaño real del autor compuesta por 183 capas de madera de roble de 1 cm de espesor. Para esta pieza el autor ha diseñado y usado una máquina manual que le permite copiar centímetro a centímetro el volumen de su cuerpo. Como la máquina copia el volumen de éste a través del contacto físico con el objeto de estudio, la pieza resultante es un índice del cuerpo del artista en el sentido semiótico”.

 

MINA K (Santander, 1992)

“Mina K. se sitúa en el centro de esta paradójica relación entre lo vivido y lo vivible, lo íntimo y lo extranjero, la ternura, la desesperación, el amor y la violencia. Su posicionamiento es claro: lo nuevo, lo bello, lo emo­cionante, está ahí, en la grieta flúor por la que transitan el color, la luz y sus promesas. Y así se construye su obra: a base de desechos, de roturas, de materiales que una vez fueron y hoy no cumplen ninguna función, de fragmentos de imágenes, de textos, de recuerdos, de ensayos inconclusos y, sin embargo, fértiles.

El uso de archivos fotográficos familiares, el reciclaje constante de su propia obra, los mensajes, los reclamos escritos, reescritos y tachados, la presencia constante, siempre en lucha, siempre desafiante, de colores incendiarios sobre fondos negros y una particular caligrafía capaz de sonreírnos y amenazarnos en un mis­mo gesto, son el vehículo elegido para devolvernos la inocencia y la emoción sin idioma de una infancia universal. Precisamente ahí, en esa cualidad rehabilitadora de su trabajo, se encuentra aquello que lo hace excepcional: a través de su obra, la mirada privilegiada de los recién llegados se convierte en la navaja que abre una herida inesperada, irreversible y despiadadamente crítica en la superficie empalagosa, uniforme y confortable del presente”. (Santi Mazarrasa)

 

CUARTO DE INVITADOS 5: La pintura, “inteligencia natural”

14 de diciembre 2023 – 3 de febrero 2024

Cecilio Espejo

Alejandro González Osés

Andrew Hollis

Mina K

 

Galería Juan Silió
C/ Sol 45, bajo. 39003 Santander.

Horario:

Martes – Sábado,

10:30 – 13:30 h.

18:00 – 21:00 h.