DARíO URZAY

Darío Urzay (Bilbao, 1958) regresa a la Galería Juan Silió con su obra más reciente, que lleva a cabo en nuestro país una de las reflexiones plásticas más interesantes en torno a la permeabilidad de las disciplinas artísticas y científicas, explorando –entre otras- las relaciones entre el arte digital y su faceta virtual, la fotografía y la realidad, y las nuevas codificaciones de la pintura, una pintura, la suya, abierta al contacto exterior y a la contaminación lingüística.
Las diferentes formalizaciones, resultado de esta experimentación lingüístico-conceptual, estimulan en el espectador una inquietud, una curiosidad ante la construcción, nada casual, de la realidad de la obra. Lo despiertan hacia una postura de responsabilidad crítica ávida por desenmascarar los mecanismos que provocaron esos mundos que brotan en los trabajos de Urzay. Mundos creados desde la sedimentación: fotográfica, pictórica, temporal, espacial, científica, biológica, geográfica o incluso arqueológica. El mundo visual que nos propone es tan ordenado como caótico, aparentemente científico, resultado de una asimilación personal de conceptos de física, geografía y antropología.
Ya sus últimos trabajos han mostrado un traslado del micro al macro, del universo interior, microcelular –histológico incluso– al exterior, a la geología, a las vistas aéreas y estratigráficas que configuran el mundo visto desde los aires. Así en Pasaje 42º 35’ 27’’ N / 2º 57’ 27’’ W y así también en Phaistos, donde toma como punto de partida la imagen de las ruinas de la mítica ciudad cretense. Éstas en su localización geográfica son la imagen, mas que de lo que fue un palacio, de una destrucción ideal de dicho edificio. O visto de otra manera las ruinas son una construcción cultural temática.
El modelo escultórico titulado Phaistos se convierte en parte y origen del resto de las obras expuestas en la galería Juan Silió.
Un modelo tridimensional a modo de maqueta es el punto de partida de las pinturas. Es obtenido mediante técnicas de fotogrametría, sirviéndose para ello de imágenes aéreas, de satélite, fotografías tomadas en su deambular físico por el lugar, y fotografías recogidas de la web tomadas por turistas.
Estos documentos se convierten en la miasma originaria de esta construcción paralela, que traduce a las tres dimensiones imágenes exageradamente pixeladas por el artista y que se convierte a su vez en la construcción pixelada de la ruina real del proyecto.
A partir de macro-fotografías -a escala 1:1- del modelo cubierto por sucesivos vertidos de pintura, el artista construye fragmentos pictóricos a modo de palimpsestos. Pintura fluida se superpone a imágenes de pintura. El vínculo arqueológico inicial, el de la imagen de las ruinas, pasa a convertirse en un modelo de relaciones cuya realidad es ya independiente del referente original.
Urzay trasvasa lo que la arqueología temática coloca como “lo que pudo haber sido” a lo que la pintura traza mediante una arqueología de futuro en hipótesis, en “lo que pudiera ser”.
Un modelo que una vez más desata mecanismos ambiguos: parece reproducir la original ruina de Creta y sin embargo es una construcción paralela, nacida de la original pero diferente, complementaria, resultado de superposiciones y amalgamas de toda la información recopilada de la ciudad mitológica.
Darío Urzay se sirve de software utilizados en geografía y arqueología para la iniciación de sus imágenes, en un juego que no pretende continuar con el axioma científico de la no falsedad, sino que posibilita su tergiversación hasta llegar a una dualidad de la apariencia, hacia una apertura de significados que posibilita infinidad de lecturas. Lecturas que aún teniendo como común denominador la pintura, inducen a una confusión de disciplinas, a una fuerte curiosidad del espectador por desvelar la materialidad de la obra.
Como comenta el propio artista: “Me interesan mucho las imágenes científicas, pero me apodero de ellas desde fuera, el mío no puede ser nunca un punto de vista científico, sino el de un creador visual. Yo no intento reproducir ninguna imagen científica en mis obras, […] tenemos en la memoria un archivo de imágenes tecnológicas o científicas que hemos ido acumulando a base de haber visto documentales, revistas, noticias. […], y nuestro cerebro está entrenado para reconocer algo incluso al mirar involuntaria o automáticamente. Por la intervención del código fotográfico el espectador cree reconocer algo”.
Licenciado en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco, Urzay ha realizado exposiciones en centros de arte y galerías de todo el mundo, destacando el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, el MACBA, Barcelona; Lelong Gallery, Nueva York; Louver Gallery, Los Ángeles; Trondheim Kunstmuseum, Noruega; Hamburger Bahnhof, Museum für Gegenwart, Berlín. Su obra se encuentra, entre otras, en las siguientes colecciones: Museo de Bellas Artes de Bilbao; FNAC Fondo Nacional de Arte Contemporáneo, París; Museo Guggenheim de Bilbao; Museo de Bellas artes de Álava, Vitoria; Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid; MACBA, Barcelona; Marugame Hirai Museum, Marugame, Japón; ARTIUM, Vitoria; Museo de Arte Contemporáneo Patio Herreriano, Valladolid; Patrimonio Nacional; Fundación La Caixa, Barcelona; The Chase Manhattan Bank Collection; Colección Gráfica Biblioteca Nacional, Madrid; Fundación I.C.O, Madrid; The Prudential Collection, Nueva York; Fundación BBVA, Madrid; Fundación Argentaria, Madrid; Fundación Banesto, Madrid; Fundación Coca Cola, Madrid; Arthur Andersen Collection, Madrid; Banco de España, Madrid; Fundación Botín, Santander; Holm Collection, Noruega; Colección Caja Madrid, Madrid.