Aunque en sus inicios partía conceptualmente de cuestionamientos sobre la educación, el trabajo de Amaia Bregel (Santander, 1996) ha evolucionado hacia un estudio sobre las cualidades objetuales de la pintura y el lenguaje metapictórico y autorreferencial. Sus figuras se caracterizan por su pequeño tamaño, manteniendo esa metodología educativa del “hacer deberes” y los rígidos protocolos que han caracterizado tradicionalmente el aprendizaje escolar volcado en el trabajo del alumno fuera de las horas de clase, obsoletos en la pragmática personal de la artista.
Por otro lado, un aspecto que siempre se ha mantenido en su desarrollo como artista es que sus esculturas conservan un fuerte vínculo con las maquetas arquitectónicas, así como con las estructuras geométricas que vertebran la naturaleza y el uso del color como recurso plástico.
Para la realización de sus piezas, Bregel utiliza la materia pictórica como elemento estructural y son el fruto de un detallado estudio de materiales, tensiones y equilibrios. Su fragilidad, cromatismo y diseño hacen pensar en cierto carácter utópico, ya que les confieren una sensible belleza muy relacionada con la levedad. Investiga también sobre el concepto de módulo, de unidad, así como acerca de los comportamientos estéticos de elementos de carácter constructivo.
Amaia Bregel es graduada en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia (2018) y posee un Máster en Producción Artística, por la misma universidad (2019). Tras su vuelta a Cantabria, ha
participado en programas de residencias como las Residencias Artísticas de Reinosa (2021) y, más recientemente, la de la Fundación Casyc.
Ha participado en exposiciones en Espam Colector, el Festival Russafart o el Centro Cultural de Mislata, todas ellas en la ciudad de Valencia, antes de exponer en la Galería Juan Silió en la colectiva
Cuarto de Invitados 2: Estructuras y sistemas en 2020. Su primera individual, también en la galería Juan Silió, ha sido Orden y morada en 2023.