La práctica de Nora Aurrekoetxea se basa en una forma escultórica de entender y construir instalaciones donde diferentes lenguajes formales; texto, objetos y performance comparten el mismo espacio y tiempo.
Le interesan particularmente las cuestiones filosóficas, psicológicas y / o sociológicas relacionadas con los aspectos emocionales de las interacciones y relaciones humanas en la esfera íntima. Por lo tanto, usa las experiencias de forma auto-etnográfica como materia prima para explorar lo personal y lo colectivo.
El trabajo de Nora Aurrekoetxea toma aspectos relacionales, materiales y lingüísticos como punto de partida para forzar encuentros y / o desajustes entre lo experimental y lo emocional (intocable), y lo físico y lo objetivo (tocable).
Esto sucede partiendo de la forma, siguiendo el proceso y abrazando el accidente, incluso si la narración surge más tarde o en paralelo. Como parte del proceso, utiliza correspondencia personal, talleres y entrevistas que luego se formalizan en un formulario de instalación.
Aurrekoetxea incorpora referencias a la figura, o la ausencia de ella, para producir resonancias a la arquitectura, traduciendo gestos y comportamientos íntimos o cotidianos en formas, algún tipo de estructuras familiares y su relación con los sistemas más amplios.
Los objetos presentados en relación con el espacio se necesitan unos a otros, funcionando como un sistema codependiente.
Al comprender la instalación como un sistema relacional, a Nora le interesa la apertura de los significados dentro de los objetos, prestando atención a la multiplicidad de lecturas y capas que los mismos objetos pueden obtener dependiendo de la relación entre su contexto y el entorno, donde todo afecta, se altera e interrelaciona, siendo la inestabilidad de las narrativas la estructura de la misma.
Un desequilibrio radical donde la materialidad puede alcanzar su propia autonomía.